Siempre he pensado que un encaje que nace en nuestras manos siempre perdura en nuestro corazón…
Y su elegancia, su sutileza, sus colores…. nos enamoran.
Me gusta llevar este bolso a una cena, al cine o a dar un paseo por el puerto, con la brisa del mar acariciando mi cara…
Me encanta tener cerca esos encajes que han crecido hora tras hora…. fruto del esfuerzo, la dedicación y el aprendizaje…
Muchas veces hay personas que sólo se limitan a lucir esos encajes en un encuentro de bolillos o en un evento especial… pero y la vida? No es un gran evento cada día?
Luzcamos nuestros encajes en momentos cotidianos que, con nuestra energía, convertiremos en grandes momentos.
Sonreir al sentir cómo te cogen de la mano…. Ruborizarte cuando una mirada te dice «te amo»… una canción que te hace bailar….
Para mí, cada segundo es VIDA. Y todo momento es idóneo para lucir esos trocitos de nuestros corazones artesanos….
Os quiero familia!!!!! Pila pila pila…..
Gracias Diego por tanto. Te amo.