¿Es posible alimentar el alma a través de los encajes? En ocasiones la vida nos brinda oportunidades que pueden cambiar nuestra perspectiva en muchos ámbitos, como emocional y socialmente. El encaje de bolillos es una de esas experiencias que te remueven el alma, el corazón y la mente. No sólo los beneficios que obtenemos a nivel de concentración, por la destreza que necesitamos al bolillear, ni el ejercicio que realizamos con las manos para algunas enfermedades, son los más importantes: os hablo de los cambios que produce en nuestro interior.
Me basaré en el inicio de este post con algunas de las frases que me mandáis: «estoy saliendo de una depresión gracias al encaje», «llevo la enfermedad (de un familiar o propia) mucho mejor desde que hago labores», «me despierto por la mañana con el ansia de ver las novedades en el grupo de labores de Facebook», etc. Toda esa Iluisón que me transmitíis es la que os damos a través del encaje. Puede mejorar nuestro estado de ánimo, al igual que leer, escribir o escuchar y/o tocar un instrumento musical.
Mantened vuestra autoestima
Autoestima es una palabra tan bonita como difícil. Crece en el momento en el que, por ejemplo, iniciamos nosotros solos una labor. O cuando mediante un bolillotutorial, aprendemos un nuevo punto. En ese mismo instante la mente empieza a trabajar, el corazón empieza a soñar y nosotros mismos, empezamos a querernos un poquito más al tener en nuestras manos el fruto del esfuerzo y la dedicación de ese encaje que hemos elaborado.
Es francamente importante tener cada día nuestro pequeño «ratito bolillero» y despejarnos de la rutina del día a día en ese espacio de tiempo. Desconectar, aprender, crear y disfrutar: cuatro verbos indispensables que debemos conseguir decir a lo largo del día.
Ante las adversidades, como una enfermedad, por ejemplo, cada persona reacciona de una manera distinta, debido a sus anteriores experiencias o a su estado de ánimo. Cuando se afronta luchando con una sonrisa, por mucho que nos cueste esborzarla, todo sale mejor de lo previsto. Y a veces esa pequeña sonrisa sólo sale a través de una notificación en nuestras redes sociales, una foto de una labor que nos llega al alma, e incluso, cuando cogemos los bolillos o la aguja (para mis bordadores), en las manos y empezamos a dibujar encajes a través de los hilos.
Encaje de bolillos como salida
El encaje de bolillos, los bordados y cada una de las labores son un guiño de esperanza ante estas situaciones. Alimentar el alma a través de los encajes, es una frase muy etérea y a la vez real. Sutil pero profunda y todos los artesanos lo hemos experimentado alguna vez. Las personas que me conocéis un poquito antes de crear esta web ya sabéis mi historia: la pérdida de mi padre marcó un antes y un después en mi vida. El encaje me ayuda a continuar viviendo con ese dolor, pero aprendiendo a aliviarlo a través de los bolillos. Cuando siento una pieza de encaje terminada en mis manos, siempre me viene una frase con su correspondiente sonrisa: «Qué faenón». Seguro que sería lo que me diría mi padre muy orgulloso. Porque todas las horas que yo pasaba tocando y tocando el violín o el piano, él las vivió también.
Desde pequeña estoy acostumbrada a estar concentrada muchas horas estudiando. O haciendo trabajos faraónicos de 300 o 3.000 páginas que mi padre cogía en sus manos y me decía entre risas de felicitación: «está fantástico, pero no sé yo si tu profe se lo va a leer todo». Porque aquella niña, aquella jovencita era (y es) muy exigente. Disfrutaba estando horas y horas ante la pantalla del ordenador investigando y redactando. Mi padre al leerlo siempre decía «qué gran periodista hubieras sido». Lo recuerdo todo con sonrisas y los ojos con esa lágrima que tiembla para finalmente caer por la mejilla. Son recuerdos agridulces que me confirman que si hoy mi padre viera el trabajo realizado a través de las labores, estaría igual de orgulloso que en aquellos años.
¡Seguid bolilleando!
Tener estos sentimientos, recuerdos, anécdotas en la cabeza mientras no dejo de «bolillear» me producen una sensación tan increíble… Por muchas adversidades, por mucho dolor, volcaos en el encaje de bolillos. Las labores son una forma de alimentar el alma. Tenéis en vuestras manos la posibilidad de levantar la cabeza, de pensar en positivo y de ver la luz ante el futuro y los nuevos proyectos que vendrán con él.
Alimentar el alma a través de los encajes. Hoy y cada día
Raquel, como bien has dicho much@s nos podemos ver reflejad@s en tu post, yo misma, tras la gran depresión por el fallecimiento de mi padre y cuando empezaba a levantar cabeza, casi 5 años después, perdí a mi madre y te puedo asegurar que empezar a hacer encaje de bolillos fué lo que me salvó de caer en otra más profunda. Un saludo y gracias por dejanos conocerte cada día un poquito más.
gracias por tus palabras,tienen sentido para mi
A mi también me relajan mucho y dejo los problemas apartados. GRacias por todo.