«Sonríe a la vida y la vida te devolverá esa sonrisa».
Quiero dedicar esta entrada a todas esas personas que me hacéis partícipe de vuestras experiencias a través de mensajes privados o públicos. Y en persona cuando os tengo a mi lado en los encuentros de bolillos. No siempre las experiencias que compartís conmigo son alegres, ya que la vida, por desgracia, también nos da palos de los que es muy difícil salir. Pero todos nosotros tenemos algo que nos da ese aliento para levantarnos: el encaje de bolillos.
En mi memoria intento guardar todas estas experiencias, en forma de escritos y abrazos. Cuando dos miradas se cruzan compartiendo la misma ilusión, creedme, se produce un momento mágico. Y de repente, por unos momentos, la tristeza pasa a un segundo plano y esos hilitos de nuestras labores nos unen para siempre.
Muchos de nosotros hemos sufrido la pérdida de un ser querido, enfermedades, malas épocas… Pero por muy duro que sea el camino y por muchas dificultades que encontremos siempre hay que mirar adelante con una gran sonrisa. Esa actitud es la que nos dará toda la fuerza que necesitamos para levantarnos sin volver a caer.
Sonríe a la vida y ella te devolverá la sonrisa
El encaje de bolillos nos ayuda a evadirnos por unos momentos de esas experiencias que nos entristecen. Poder «bolillear» esos ratitos nos aporta un beneficio emocional mucho más importante de lo que podamos creer. Encender nuestro móvil, pc o tablet, con la ilusión de ver nuevas labores, trucos que no sabíamos, puntos que queríamos aprender… Ese ratito de «paz virtual» nos ayuda a esbozar una pequeña ilusión en forma de miradas y sonrisas. Entonces surge de nuevo la necesidad de hacer encaje de bolillos.
Cada uno de nosotros al hacerse la pregunta «¿Qué es lo más importante en esta vida para tí?», obtendremos miles de respuestas diferentes. Haceros esa pregunta hoy y luchad por ello. Nadie dijo que la vida era fácil, pero si sonreimos a la vida, posiblemente la vida nos devuelva esa sonrisa.
Os mando uno de esos abrazos fuertes. De los que se sienten hasta en el alma, para transmitiros todo mi apoyo, mi consuelo, mi cariño. Dejad que afloren los sentimientos, dejadlos volar, y cuando se desvanezcan, buscad esos picados, alfileres y bolillos que os estarán esperando impacientes por volver de nuevo a vuestras manos.
Dadle vida a los bolillos, impregnadlos de ilusión. Os lo agradeceréis mutuamente.
Os quiero familia.